Hace años nosotros en nuestro hogar instalamos un sistema chileno muy innovador que se llama Filtro Vivo. Es un tótem de plantas perennes que captura todo el material particulado que proviene de una chimenea para filtrarlo y así poder recuperar más del 95% de los Gases de Efecto Invernadero que se emiten a través de la calefacción a leña.
De esta forma podemos calefaccionar nuestra casa con las podas del jardín gastando “cero peso” en este ítem que a veces se hace demasiado pesado en los gastos mensuales que tienen las familias no solo en Chile sino que en el mundo.
¿Cómo funciona? Relativamente fácil y aprovechando las formas en cómo la naturaleza trabaja día a día. Eso es lo importante para mantener una forma de vivir sustentable y sostenible: ir de la mano con la naturaleza en cómo avanzamos de cara al futuro. Cada vez que hacemos las cosas de forma anti natural, adaptando las formas en cómo el ecosistema interactúa para amoldarlo a una necesidad humana, caemos en un abismo en donde de alguna u otra forma saldremos mal parados. Ya lo podemos ver con las catástrofes provocadas por las lluvias de las últimas semanas en donde en la gran mayoría son debido a construcciones humanas que se establecieron en zonas inundables o intervenciones que se alzaron contra las normas naturales de la zona.
El Filtro Vivo está conectado con el ducto de la chimenea. Un extractor de aire redirige el humo que se expele por la cocina, bosca, estufa o cualquier artefacto de combustión a leña para llevarlo a un tótem de plantas que está lleno de fibra de coco, compost y perlita. La longitud del tubo que va desde el ducto hasta el tótem debe ser de al menos 15 metros para que el aire caliente se pueda enfriar en ese trayecto y por dentro del filtro encontraremos un sistema de riego automático que alimentará a las plantas constantemente.
De esta forma las especies perennes se alimentarán del agua del riego, de los nutrientes que estarán presentes en el sustrato donde están plantadas como es el compost y del dióxido de carbono en estado sólido (hollín) que se irá acumulando en la fibra de coco y en estado gaseoso que se irá desprendiendo en pequeñas cantidades a través del filtro.
¿Se dan cuenta? El mismo dióxido de carbono que las plantas consumen del aire, a través de este sistema se lo entregamos directamente. Es emular lo que ocurre en la naturaleza a diario a través de un proceso eficiente y que podría ser instalado en cualquier lugar para aprovechar los recursos naturales para calefaccionar nuestros hogares.
¿Y qué otra cosa podemos hacer en invierno? Podemos rescatar el agua que cae desde el cielo a través de la lluvia. En general, la naturaleza también lo hace… siempre y cuando tenga suelos vivos y fértiles que logren capturar esa agua para reintegrarla al proceso biológico. Sin embargo, a través de los años, nos hemos encargado de deforestar los suelos, de extraer los recursos naturales, de desertificar grandes zonas y de erosionar la tierra. Es por ello que debemos ayudar en este proceso de regeneración.
Los acumuladores de agua son una gran solución. Podemos atrapar el agua redireccionando las caídas de agua provenientes de las canaletas del techo a contenedores de agua que nos permitan acumularla por largos períodos de tiempo. Para ello debemos considerar un par de cosas para que el agua no se pudra.
Uno de los principales puntos es que a esa agua no le llegue el Sol directo para que no proliferen las algas por lo que es importante dejarla tapada. Otro punto relevante es oxigenar esa agua de vez en cuando y es por ello que ponerle una bomba de recirculación es una muy buena alternativa. Es posible a su vez, redirigir esa agua a estanques abiertos – con exposición al Sol – siempre y cuando este tenga plantas acuáticas que vayan depurando esa agua a través del proceso de fotosíntesis.
De esta forma podremos reutilizar el agua cuando no dispongamos de ella para riego y así ir nutriendo poco a poco el suelo de manera tal que vuelva a activarse, regenerándolo y sanando de esta forma este sistema tan degradado del cual nos debemos sentir absolutamente culpables y por ello con la obligación de restaurar el hermoso ciclo natural que nos ha entregado la vida por miles de años.
Así que ya saben. Si no lo pudieron hacer este invierno, comiencen a integrar a sus vidas estos sistemas que nos ayudarán a tener un futuro sustentable y sostenible, construyendo el futuro que no solo nosotros nos merecemos, sino que todo ser vivo de este hermoso planeta.