El «Plástico» sí puede retornar al suelo

El 13 de febrero del 2022 en Chile entró en vigencia la “Ley de Plásticos de un solo uso” en donde se promulgaba que se iban a evitar el desperdicio de 23.240 toneladas de plástico incluyendo el plumavit, las bombillas y los cubiertos de plástico utilizados especialmente en los “delivery” y los restaurants de comida rápida. Como varias de las leyes ambientales, su entrada en vigencia ha sido progresiva para darle tiempo a los comercios a adecuarse a las nuevas normativas pasando definitivamente a partir de agosto del 2024 a utensilios y envases de “plásticos” que estén elaborados a partir de recursos renovables y que puedan ser compostados.

Esto es parte de una serie de leyes que en materia medio ambiental han sido positivas en nuestro país, pero que deben avanzar hacia un cambio de paradigma social. Es así como el primer paso en esta materia fue dado por la Ley 21.100 del 2018 que transformaba a Chile en el primer país en América en prohibir las bolsas plásticas. Esta ley, al igual que la “Ley de Plásticos de un solo uso”, tuvo una implementación progresiva, buscando erradicar completamente las bolsas plásticas en todo tipo de comercio.

Sin embargo, hay una letra chica. ¿Se han dado cuenta que aún para poder pesar las manzanas en el supermercado o en las verdulerías se usan bolsas de plástico? Las bolsas que están prohibidas son aquellas que se usan para el transporte de productos, pero no aquellas que constituyan el envase primario de alimentos, por lo que las bolsas plásticas que se entregan en la feria que van en contacto directo con las frutas y verduras si están permitidas. ¿Por qué? La razón que se entrega oficialmente es que estas son necesarias por razones higiénicas o porque su uso ayuda a prevenir el desperdicio de alimentos. 

Entonces tenemos que actuar nuevamente desde el punto de vista del consumidor. La demanda es la que mueve la oferta y un consumidor informado hará que se produzcan los cambios que necesitamos. Hoy existen opciones para reemplazar el hábito de las bolsas y es gracias al “plástico compostable” que podemos hacer esta transición más llevadera. El polímero vegetal fabricado en base al ácido poliláctico (PLA) que se puede obtener de plantas como el maíz o el cardo son una excelente solución que incluso conllevan un menor impacto ambiental si las comparamos con otras soluciones biodegradables como las bolsas de papel (2.500 veces menos CO2eq).

Otra gran ventaja que tiene el PLA es que podemos lograr niveles de transparencia notables que pueden cumplir los estándares a los cuales están acostumbrados algunas compañías para que sus productos envasados se puedan ver por el consumidor final. A su vez, el polímero vegetal puede adoptar formas tan variadas como bandejas, vasos, bolsas, films o lo que se requiera para adaptarse a los hábitos actuales de consumo por lo que es una excelente alternativa para este proceso de transformación.

Fue así como Italia hace décadas cambió la forma de ver el mundo. La gente comenzó a pedir los cambios y estos no demoraron en llegar. En el 2011 se creó la ley que prohibió las bolsas de plástico a menos que fueran compostables y así la consciencia no demoró en llegar a la gente. Hoy Italia tiene más de 100 plantas de compostaje industrial y en donde el resto del mundo comenzó a seguir el ejemplo. Según la ENF, ya son varios los países que tienen plantas de compostaje industrial, siendo Alemania la que lleva la delantera con más de 700 plantas, muy por sobre Chile que solo registra 3 en este directorio internacional.

Y es que el ciclo debemos realizarlo de forma completa. La basura en la naturaleza no existe y somos nosotros los seres humanos los que debemos hacernos cargo de lo que hemos creado. Es por ello que debemos volver a los orígenes naturales y el compost es la respuesta. Lo que es de la tierra se devuelve a la tierra cumpliendo un ciclo que parece mágico, pero que es parte de lo que nos ha mantenido vivos por milenios, evolucionando a lo que somos hoy y en donde nuestra inconsciencia nos ha puesto en jaque frente a un futuro incierto.

Seamos partícipes de este cambio y exijamos que lo que consumimos sea parte de esta lógica. Solo a través de nuestros actos construiremos lo que necesitamos como humanidad dentro de este hermoso ecosistema. De nosotros depende que el futuro sea sustentable y sostenible. Hagámoslo por nosotros… por la flora, la fauna y la funga; hagámoslo como un homenaje a este hermoso regalo llamado vida.

Michelle y Tomás

@ChileHuerta

www.chilehuerta.cl

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