El cultivo del Ajo

Hoy nos toca hablar de este hermoso cultivo que es tradicionalmente clasificado dentro de la familia de las liliáceas pero que actualmente se ubica en la de las amarilidáceas. El Allium sativum, que es el nombre científico del ajo, es una planta de la misma familia de las cebollas, los puerros y las chalotas, donde comúnmente las asociamos en conjunto cuando hablamos de lo que NO recomendamos poner en una vermicompostera ya que el pH le afecta directamente a las lombrices. Pero eso es harina de otro costal…

Para entender las familias, les queremos dejar estos datos, que aunque estamos adentrándonos en el mundo de la botánica es bueno aclararlo:

  • Las Liliáceas son herbáceas perennes (que permanece todo el año) que suelen tener bulbos o rizomas y tépalos coloreados (son las hojas del cáliz), seis estambres y ovario súpero.
  • Las Amarilidáceas son herbáceas de flores muy llamativas que poseen seis estambres y ovario ínfero.
File:Ovario infero e ovario supero.jpg - Wikimedia Commons
Diferencias entre Ovarios
Diferencias entre pétalos, sépalos y tépalos

A nosotros nos encanta el ajo en nuestra cocina. Tiene un sabor tan espectacular y característico, que lo incluimos casi siempre en nuestra alimentación. Y es que además de ser muy sabroso, tiene unas propiedades espectaculares como alta concentración de manganeso (23%), de vitamina B6 (17%) (además de menores concentraciones de B1, B2, B3 y B5), de vitamina C (15%), selenio (6%), polifenoles y otras sustancias antioxidantes que ayudan a prevenir el Alzheimer y la demencia. En la antigua Grecia, Hipócrates ya lo utilizaba como medicina y no se equivocó en absoluto!

La mayoría de los efectos que aporta a la salud se deben a la alicina que se forma cuando se pica, machaca o se mastica un diente de ajo entregando su olor característico. La alicina actúa como un antibacteriano y que nos ayudará a evitar la proliferación de bacterias en nuestro organismo.

¿Cuáles son sus beneficios?

  • Es antibacteriano como lo citamos recientemente por tanto es un antibiótico natural.
  • El ajo mejora los niveles de colesterol, lo que puede disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas.
  • Los compuestos activos del ajo reducen la presión sanguínea.
  • El ajo combate un amplio espectro de enfermedades, incluido el resfriado común.
  • En dosis elevadas, el ajo ayuda a desintoxicar el cuerpo de metales pesados.
  • Es un antihongos super poderoso y es por ello que nosotros recomendamos un preparado de ajo cuando queremos tratar hongos en nuestras hortalizas de forma natural.

¿Cómo se cultiva?

Seis razones para incluir el ajo en tu dieta

El ajo, cuya “cabeza” recibe el nombre de bulbo de ajo y en donde cada segmento se le llama diente (hay 10 a 20 dientes en un solo bulbo), es una planta bienal lo que quiere decir que su floración ocurre en el segundo año. Sin embargo, la época ideal de siembra es en invierno… ¿por qué? Ya que al ajo le molestan las temperaturas demasiado altas en la etapa de formación de hojas, ya que comienzan a desarrollarse de mala forma cuando tenemos temperaturas sobre los 16º. Es por ello que prefiere temperaturas más bajas (mientras más frío, más picante el sabor) al comienzo aunque ojo que las heladas (bajo los 0º) pueden ser devastadoras. Tener en cuenta que la formación del bulbo se da solo en días con más de 11 horas de luz y con la temperatura mayor a 20º (si las temperaturas son demasiado altas, debemos añadirle humedad al suelo), por tanto debemos «calzar» los tiempos para que se de la hortaliza que tanto buscamos en coordinación con el clima de tu zona. Ideal cultivarlo en zonas que las temperaturas nocturnas no superen los 16º para conseguir un desarrollo vegetativo vigoroso. En Chile, la Región de O’Higgins lidera la producción nacional con el 43%, aunque a nivel mundial China es el gran productor con un 75% de la producción planetaria.

Necesitamos tierras no tan húmedas y livianas para su cultivo (ideal añadirle arena o perlita), con sustratos orgánicos pero no recién cosechados (ya que tendrá mucha humedad) por tanto que sean mas ricos en carbono (material seco). La tierra necesita un buen drenaje por tanto nunca debe quedar encharcada el agua, sino el cultivo no prosperará.

Si queremos cultivar ajo a partir de los dientes de un fruto que ya hayamos cosechado (o comprado), podemos sembrar el diente de un ajo teniendo el cuidado de no dañar ni los primordios radiculares (las especies de pelos que tienen en la base) ni el ápice por donde brotarán las primeras hojas. La profundidad de siembra es de 3 a 5 cm, siempre con el ápice hacia arriba (cada diente se coloca a 15 cm del otro). Además, la distancia entre filas (si es que quieren hacerlas) debe ser de 25 cm como mínimo para asegurar una aireación suficiente. Con esto a partir del diente se obtiene la cabeza completa nuevamente…

¿Y si queremos sembrar desde la semilla? Podemos hacerlo, pero les recomendamos lo siguiente para que sea efectivo:

  1. Las semillas de ajo se siembran en otoño o principios de invierno. Las podemos «activar» antes en el refrigerador por 4 semanas para estimular la germinación antes de la siembra.
  2. Recuerden que la siembra se hace a una profundidad de máximo 3 veces el tamaño de la semilla. Ideal que esté en una zona que tenga una temperatura constante mayor a 15°C y bien expuestas a la luz después de que hayan germinado.
  3. En primavera se hace el trasplante a su lugar definitivo y al siguiente año se obtendrán los bulbos.

¿Cuál es la buena asociación de cultivos? El ajo se lleva muy bien con la albahaca, berenjena, lechuga, frutilla, nabo, pepino, pimentón, betarraga, tomate y zanahoria. ¿Y cuál es la mala asociación de cultivos? El repollo, las leguminosas (porotos, habas y arvejas), papa, alcachofa y el puerro (ya que estos últimos son de la misma familia y por tanto competirán por los mismos nutrientes).

¿Cómo es el Riego?

Como ya hemos dicho, el riego no es tan necesario, y en la mayoría de los casos puede considerarse perjudicial, salvo en inviernos y primaveras muy secas y terrenos muy sueltos. Las necesidades más importantes de agua se producen durante la formación del bulbo. Durante el periodo de maduración del bulbo, las necesidades de agua van decreciendo, hasta que justo dos semanas antes de la cosecha, no se debe regar nada.

Datos claves: Corte de la Flor y Anudado

  1. A principios o mediados de primavera van a salir tallos con una flor. Si dejamos que la flor crezca, el ajo va a movilizar todos los nutrientes hacia la misma y descuidará el crecimiento del bulbo (o cabeza) por lo que hay que cortarla. Entonces, con una mano sujetamos firmemente el tallo del ajo, para evitar que se desprenda del suelo y con la otra tiramos del tallo floral y éste último se va a cortar.
  2. Cuando las hojas alcanzaron una buena altura (a mediados de la primavera) es hora de anudarlas ya que, necesitamos que las hojas se sequen y empiecen a movilizar nutrientes hacia el bulbo para que se desarrolle bien. La técnica consiste básicamente en hacer un nudo común y corriente en la base del tallo.

¿Cuándo se cosecha?

Será a las 2 a 3 semanas de haber anudado el ajo y es cuando se empiece a secar el tallo. De esta forma, se hace palanca para cosechar sin dañar la cabeza. Le quitamos las raíces u hojas podridas y lo dejamos secando al sol durante dos días para evitar que se pudran más adelante. 

¿Cuáles son los 8 problemas típicos que encontramos en este cultivo?

  1. Podredumbre verde: Afecta a los dientes, donde aparece una pelusa blanca que posteriormente pasa a azul verdoso cuando se produce la esporulación. Se identifica porque a la la planta se le nota decaída y se pone media amarilla. El ataque impide la brotación de la semilla o provoca un retraso vegetativo.
  2. Nemátodos: Suelen estar en el disco basal de la cabeza ya que entran por la tierra. Se introducen por las heridas que las mismas raíces provocan en el diente al emerger. Ojo que el nemátodo puede vivir libre en el suelo durante varios años, así como hospedarse en otras plantas por lo que hay que tenerlo controlado.
  3. Ácaro del ajo: Es fácil de ver incluso a simple vista. Se observan unas manchas amarillas que se producen debido a una oxidación del tejido afectado. Se suelen situar en las hojas, en torno al nervio central y por allí, al final del ciclo (cuando la savia baja), bajan al bulbo y durante el almacenaje se desarrollan entre las pieles y la pulpa del diente, produciendo su deshidratación.
ACAROS DEL AJO
Acaro del Ajo
  1. Gusano Rojo: Es un lepidóptero (polilla) que está presente predominante en Europa cuya actividad es nocturna y que anida en la base de las plantas. Las larvas cuando nacen se dirigen realizando galerías al interior del bulbo, por lo que durante el cultivo, la plaga pasa prácticamente inadvertida. Una vez que el ajo ha sido cosechado la larva va alimentándose del diente y completa su estado larvario en 40-50 días, destruyendo totalmente el diente o incluso la cabeza del ajo.
  2. Enfermedades Virales: Estos  fitopatógenos se propagan por  medio  de  vectores  como  son  pulgones,  ácaros y  trips.  Los  síntomas  causados  por  infecciones  virales,  se  manifiestan  con  mayor  claridad  en  estados  tardíos  de  desarrollo  de  la  planta   y  corresponden  a  franjas  cloróticas  a  lo  largo  de  la  hoja,  hojas  enroscadas,  tonos amarillos  y/o  detención  del  crecimiento
  3. Mildiu:
  4. Moho Azul: Es un hongo que se activa en el fruto y es bastante claro el color azul. Para disminuir el daño causado es necesario desinfectar los dientes-semilla a través de soluciones orgánicas como jabón potásico. Sin enjuagar, se siembra luego.
Moho Azul
  1. Fusariosis: La podredumbre de disco basal y raíces de ajo y la de los dientes de siembra, generalmente es afectada por el Fusarium.
Diente afectado por Fusarium

La receta orgánica que recomendamos para combatir estas enfermedades aparte de nuestro clásico producto contra plagas llamado NK, es un preparado en base a cebolla, en donde se debe picar 1 kg cebolla en 10 litros de agua y remojar por 7 días en un envase tapado con malla, dejándolo en un lugar protegido del sol con una buena ventilación (no tapar de forma hermética). Pasado los 7 días filtrar y aplicar con bomba de espalda directo al suelo, incorporándolo superficialmente con rastra de clavos, ramas o rastrillo. Para que se hagan una idea del volumen a utilizar, 10 litros alcanza para 250 m2 aproximadamente.

Como siempre, recuerda tener consciente que tus semillas sean orgánicas, ya sean certificadas o de un guardardor de semillas recomendado. Obtener malas semillas puede causar un severo daño al equilibrio del ecosistema. Cualquier cosa que necesiten, @ChileHuerta está a disposición a través del formulario de contacto, nuestras redes sociales y/o nuestros talleres de huerta orgánica que dictamos recurrentemente.

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